jueves, 20 de mayo de 2010

Metal el estilo de vida incomprendido

En la sociedad humana existen diferentes comportamientos y actitudes que se vuelven muy comunes en las personas, al conjunto de esos comportamientos y actitudes se le ha dado el nombre de estilos de vida. Un estilo de vida puede comprender desde cómo vestirse, pasar por qué tipo de música escuchar, que comida preferir, como reaccionar frente a ciertos problemas, que color preferir y hasta la forma de ver a las demás personas y a la vida misma. Basado esto se podría agrupar a la sociedad y clasificarla según su estilo de vida, viendo que se pueden rescatar varios estilos de vida que pueden ser muy valiosos si dejamos a un lado los preceptos que nos impone nuestro estilo de vida personal. En la ciudad de Cali se puede diferenciar dos estilos de vida muy generales que han marcado la convivencia ciudadana. Estos dos estilos de vida son la “gente bien” y los “alternos”. La gente bien es aquella que lleva una vida rumbera que caracteriza a la sociedad, aquella que solo acepta el crossover y se llevan bien con las ideologías que plantea el mundo del consumismo y la publicidad. Los alternos, por otra parte, son un tipo de gente diferente, que escuchan una música diferente que es poco parecida a la crossover y se visten llamativamente en diferente línea dependiendo del grupo al que pertenezcan. Dentro de los “alternos” podemos encontrar un grupo en especial llamados “metaleros”. Los “metaleros“ son llamados así porque su estilo de vida se basa en el metal. Esta tribu urbana siempre ha sido rechazada y hasta los han tildado de satánicos. A través de la investigación he llegado a la conclusión de que lo que molesta a un ciudadano caleño del estilo de vida del “metalero” no son las personas que lo practican sino las ideas a priori que estos ciudadanos se forman de ellos.

Los ciudadanos caleños tienen la idea de que el “metalero” es satánico por defecto, en vista de que las carátulas de sus albums siempre tiene referencias satánicas, sacrificios y mucha sangre, además de los títulos oscuros y llenos de referencias en contra de las buenas costumbres de sus albums y canciones. Pero a través de la investigación realizada se puede afirmar que: El Satanismo, más que una creencia es un método de mercadeo utilizado por las bandas. Los ciudadanos conocen a las bandas gracias al alboroto formado por las cruces invertidas y las imágenes del diablo matando niños que hay en las carátulas de los albums, e ignoran que esto es una simple imagen diseñada para llamar la atención de la gente, y no es una expresión de las creencias de las bandas, al ignorar esto los ciudadanos se basan en lo que ven y asumen entonces que el metal es música satánica y que todos los que la escuchen son esbirros del demonio. Esta no es más que una conclusión apresurada, ya que si se tomaran la molestia de investigar un poco más sabrían que la idea no es adular al demonio, sino vender discos, un ejemplo de esto es el CD "God Hates Us All" de Slayer, por su aparente aversión a Dios, pero en una entrevista la banda aclaró que el nombre del CD y la carátula había sido escogidas solamente porque "it was a badass name for a metal album". Los “metaleros” no escogen los albums por la carátula satánica, sino por la calidad de la música que se encuentra en estos, además las letras de las canciones no se ven adulaciones a Belcebú ni instrucciones para realizar rituales satánicos, lo que sí se ven son letras que critican a la sociedad y que denuncian lo que no les gusta del mundo en que vivimos. Basados en esto se puede decir que los “metaleros” no son satánicos, sino gente que sabe utilizar el escándalo para darse a conocer y que por este mismo son tildados de cosas que no son, por ende los caleños están juzgando sin haber tenido la experiencia de conocer el mundo del metal.

Otra de las ideas que se vienen a la cabeza de los caleños cuando piensan en un metalero es la de un look extremo, agresivo y totalmente fuera de lo común, se imaginan un hombre alto, pálido, lleno de tacheras, con ropas hechas de cuero negro, el pelo largo y botas militares. Estos looks los hacen resaltar de manera negativa en cualquier lugar, porque los hace ver como personas peligrosas, y pensar en convivir con personas así en una oficina o un centro comercial al que van los caleños a compartir con sus familias les molesta. Pero lo que no tienen en cuenta es que: El look extremo, no va en la vida diaria de un metalero, es más bien utilizado para ciertos eventos y lugares específicos (Conciertos, toques, bares de metal). Una “metalero” no puede llevar sus atuendos góticos todo el tiempo, ni lo hace, pues al igual que todos las personas tienen que ganarse la vida, y en ninguna oficina van a contratar ni mantener entre los empleados a una persona que va lleno de maquillaje y con tacheras al trabajo, en una universidad tampoco se ven “metaleros” cubiertos de cuero, con sus camisetas con estampados llenos de gore, puesto que difícilmente lograrían entrar a la universidad, y también se verían afectados por los prejuicios que trae este look, pero a la hora de ir a un concierto o a un bar metal entonces sí salen con todo el look completo, pues en esos lugares no hay problema alguno con lo que lleven puesto, pero los caleños fallan a la hora de entender que las tacheras, las ropas hechas de cuero negro, el pelo largo y las botas militares no son parte del diario vivir del “metalero”, pues este entiende y acepta que vive en un mundo en el que ese look no es aceptado, un mundo donde para ganarse el pan de cada día debe lucir como los demás y actuar en la forma que esta sociedad considera normal.

Otra idea que se encuentra entre los caleños acerca de los metaleros es que son vándalos, que todos siempre andan generando disturbios, haciendo graffitis o buscando peleas con otras tribus urbanas, esto se debe a que los medios de comunicación solamente hablan de los “metaleros” cuando están implicados en disturbios o asesinatos por combates entre tribus urbanas, pero bajo ninguna otra circunstancia los mencionan. Entonces la reputación de vándalos que les otorgan los medios de comunicación es una generalización, ya que los verdaderos vándalos suelen ser una parte mínima de los “metaleros” involucrados. (200 de los 55 mil de los metaleros implicados en los reportajes),y por esto se forma el prejuicio de violencia sobre los “metaleros”. En palabras de un periodista del tiempo: "Pero nos inquieta la forma como, a través del manejo de noticias, se da paso a la construcción de estereotipos que vinculan a todo joven con delincuencia y resistencia violenta. Peor aún, estereotipos que presentan toda expresión juvenil como negativa, marginal y amenazante del orden social y que debe ser controlada, eliminada y reprimida. Los medios juegan papel esencial en esta construcción cultural, no necesariamente porque digan ‘la verdad’ o ‘mentiras’, sino porque su poder se materializa al crear la realidad que nombran.". Entonces el vandalismo que tanto molesta a los caleños no es más que una construcción de los medios de comunicación, que juzga a todos los “metaleros” por el comportamiento de unos y a veces de algunos que ni siquiera son “metaleros”.

Pero no hay que dejar de mencionar como las acciones sociales de los metaleros, por ejemplo, la destrucción de los lugares donde se llevan a cabo sus eventos constituyen un daño a la sociedad, refiriéndonos específicamente a la infraestructura y al orden social. Los ciudadanos aunque no estén interesados en los “metaleros” ni en su estilo de vida, se enteran de los estragos que estos producen en la ciudad, ya sea a través de los medios de comunicación o por simple observación. Esto molesta, especialmente porque en la realización de los grandes conciertos de talla internacional se presentan disturbios a las afueras, que suelen ser tan fuertes que llegan a penetrar hasta tres de los cinco cordones de seguridad, llevándose por delante ESMAD, guardas cívicos y policía montada, y dejando a su paso un gran deterioro del lugar donde se lleva a cabo los conciertos, y los protagonistas de estos disturbios son “metaleros” que quieren entrar sin boleta a los conciertos, o que simplemente disfrutan de generar disturbios y luchar con los ESMAD.
Pero es un error pensar que las acciones de los “metaleros” impliquen daños para la infraestructura de la ciudad o disturben el orden público, porque aunque estas cosas de verdad pasen, y de verdad existan “metaleros” que disfruten e incluyan en su estilo de vida los disturbios y el vandalismo, hay que tener en cuenta que usualmente son alrededor de 180 de 55 mil metaleros que asisten normalmente a los pocos eventos que se realizan de este género musical, los que viven de esa manera y disfrutan esas actividades, y es por culpa de estas generalizaciones que los ciudadanos se molestan con la mera presencia de los “metaleros”, ignorando que la mayoría en verdad son gente común y corriente cuya única diferencia es el amor por el metal.

En conclusión se puede decir que lo que molesta a un ciudadano caleño del estilo de vida del “metalero” no son las personas que lo practican sino las ideas a priori que estos ciudadanos se forman de ellos. Pero estas ideas a priori están erradas, ya sea por cuestiones religiosas porque el Satanismo, más que una creencia es un método de mercadeo utilizado por las bandas, o la apariencia agresiva porque El look extremo, no va en la vida diaria de un metalero, es más bien utilizado para ciertos eventos y lugares específicos como: conciertos, toques o bares de metal, o por cuestiones de comportamiento porque la reputación de vándalos les es otorgada por los medios de comunicación es una generalización, ya que los verdaderos vándalos suelen ser una parte mínima de los involucrados (200 de los 55 mil de los metaleros implicados en los reportajes). Las ideas a priori que tiene el ciudadano caleño de los “metaleros” son la que realmente les molesta, puesto que el estilo de vida de un “metalero” es muy distinta de la imagen que tienen, y como el ciudadano no tiene contacto real con “metaleros” no tiene oportunidad de corregir esos prejuicios que tiene.